La alopecia androgenética, comúnmente conocida como calvicie de patrón masculino o femenino, es una de las formas más frecuentes de pérdida de cabello. Esta condición se debe a una combinación de factores genéticos y hormonales, específicamente la sensibilidad a los andrógenos, que son hormonas como la testosterona.
En los hombres, suele manifestarse como una recesión en la línea del cabello y un adelgazamiento en la coronilla, mientras que en las mujeres, se presenta como un aumento en la difusión del cabello en la parte superior de la cabeza.
El tratamiento de la alopecia androgenética puede variar según la gravedad y el sexo del paciente. Los tratamientos más comunes incluyen el uso de minoxidil, un medicamento tópico que estimula el crecimiento del cabello, y finasterida o dutasteride, un fármaco oral que reduce los niveles de dihidrotestosterona (DHT), una hormona que contribuye a la pérdida de cabello. Además, los transplantes de cabello son una opción para aquellos que buscan una solución más permanente.
Es fundamental que los pacientes consulten a un dermatólogo para recibir un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado. Con el enfoque correcto, es posible manejar y mejorar la alopecia androgenética.