Mitos Comunes sobre la Toxina Botulínica

La toxina botulínica, comúnmente conocida como Botox, es uno de los tratamientos estéticos más populares, pero también está rodeada de varios mitos que pueden generar confusión entre los pacientes. Aquí desmentimos algunos de los más comunes.

Uno de los mitos más extendidos es que el Botox es solo para personas mayores. En realidad, cada vez más jóvenes optan por este tratamiento como medida preventiva para evitar la formación de arrugas. 

Otro mito es que el Botox paraliza completamente los músculos, lo que resulta en una expresión facial «congelada». Sin embargo, cuando se aplica correctamente, permite un movimiento natural, suavizando las arrugas sin eliminar la expresión.

También se cree que el tratamiento es doloroso. La mayoría de los pacientes reportan solo una ligera molestia, comparable a una picadura de mosquito. Además, hay quienes piensan que los efectos son permanentes; en realidad, el Botox dura entre tres y seis meses, lo que permite ajustes según las necesidades del paciente.

Por último y uno de los mitos más comunes es que el Botox deforma o rellena. Esto ocurre porque los paciente lo confunden con los rellenos dérmicos que si se utilizan con la finalidad de rellenar y aporta volumen. Sin embargo, la toxina botulínica es simplemente un neuromodulador que paraliza temporalmente el músculo y no posee la capacidad de aportar volumen.

Finalmente, es importante aclarar que el Botox es completamente seguro cuando es administrado por un profesional capacitado y es el tratamiento dermatológico que mayor satisfacción produce en el paciente. Desmitificar estas creencias ayuda a los pacientes a tomar decisiones informadas y a disfrutar de los beneficios de este tratamiento de manera segura.

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